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pasó tu rio,
por mi tierra cruzó
tu meridiano,
clavé los ojos y extendi mi mano
y di, mi sangre, por hacerte mío...
Como olas de mar con poderío
llegaste a mi vida desolada,
te clamé, te espere y enamorada,
enajené mi vida a tu albedrío.
Ni el río de amor ni el meridiano,
ni el roce de las olas que van y vienen
se quedaron por fin, entre mis manos...
Agua que pasa y que jamás se entrega,
ola de amor, que nunca se detiene
y que se aleja, cuado apenas llega.
Quedé sin tu amor y sin meridiano
el río crucé hasta la otra orilla,
por sentirme más cerca de tu querer,
quedé atrapada, en sus cristalinas aguas
y en ellas, calmé mi sed.
Rosario Ayllón.
Poetisa del Amor.
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